lunes, 5 de febrero de 2007

Alegoría de la caverna

Tres hombres están encadenados desde su nacimiento en una caverna, mirando hacia una de las paredes, de espaldas a la entrada de la caverna. Están encadenados de manera tal que sólo pueden ver hacia adelante. Cuando sale el sol, ven luz en la pared. Por la noche, la pared está oscura. A veces ven pasar sombras por la pared, pero no saben por qué.

Un día, uno de ellos logra soltarse y sale de la caverna. Lo que ve es asombroso; vuelve corriendo a contarles a sus amigos y trata de convencerlos de que lo acompañen. Él explica que fuera de la caverna hay un mundo de cosas maravillosas: plantas, animales, cielo y mar. Pero los otros no le creen. Dicen que la pared de la caverna, con sus sombras, es la realidad. Se niegan a seguirlo.

El otro entra al maravilloso mundo real solo mientras que sus amigos permiten que el miedo controle sus vidas.

Platon,

2 comentarios:

María R. P. dijo...

Tenia yo 19 añitos cuando escuché por primera vez esta parábola de Platón en una clase de Filosofía, desde entonces la he llevado conmigo siempre intentando no ser de los que se quedan en la caverna.

Anónimo dijo...

No había vuelto a oir esta alegoría desde las clases de filosofía del instituto; mucho me temo que en aquellos tiempos no logré captar lo que pretendía transmitir, seguramente por mi aversión de aquella época a toda filosofía que no fuera taoista (el profesor era un cura, y no quería ni oir hablar del tema...). Hoy en día ya me dí cuenta de que el conocimiento de la realidad trascendente brotó y brota tanto en China como en Grecia, México,... por todas partes, como setas. Sólo varía la manera de expresarlo. Yo me inclino más por la poética naturalista de los taoistas, o el humor picante teñido de melancolía de los chamanes sudamericanos, antes que por el racionalismo de microscopio de los europeos.
Por cierto, agradecidísimo por tu link y tus comentarios.