domingo, 18 de noviembre de 2007

Desgranar una canción

Imaginá tu canción preferida, aquella que has escuchado miles de veces y que te has aprendido desde el principio, te sabés los cambios y entonaciones del estribillo y conocés la letra de principio a fin. Te alegra el corazón cuando las escuchás, te hace sentir especial.

La conocés bien? Escuchá bien.

Esta vez determinás un sonido especial, has logrado desgranar tu canción y has separado cada instrumento, cada nota y cada frase. Empezás a escuchar de a pocos aquellos detalles que nunca antes habías notado. Ahora es tiempo de poner atención a los detalles más pequeños y escuchar lo que nunca antes habías escuchado de tu canción. En el fondo notás cosas distintas, te das cuenta que es diferente, que has pasado por la vida oyendo sin escuchar y valorás finalmente aquello que dejaste pasar.

Así es tu comunicación con tu interior, con la vida. Pasan los días y mirás lo común, lo habitual. Un día, sin pensarlo, abrís los ojos y mirás, afinás tu sentido del gusto y saboreás, olés y sentís, escuchás detalles que nunca antes habías notado y tu vida se transforma, se produce un latigazo de electricidad que te desequilibra y te coloca en una posición distinta y mirás los pequeños detalles de manera diferente, debés "desaprender" y aprender nuevamente a ver, a oir, a sentir, a saborear y oler, porque cada detalle cuenta.

Gracias Dios por dejar un vínculo entre vos y yo.

martes, 6 de noviembre de 2007

De mi paso por el mundo

Todo era completa estabilidad, todo era luz. No conocía un estado distinto, no podía siquiera imaginarlo.

No tenía forma definida, pero existía.
No tenía nombre, pero no hacía falta.

Hubo un tiempo que varios pelearon por mi compañía y yo no me enteré. Tenían trazado mi tiempo sin que este hubiera empezado aún. Tenían definido mi espacio y mi viaje, sin que yo decidiera venir.

A lo alto, a lo lejos, veía un paisaje brumoso, oscuro y sin comunicación. Yo debía emprender el viaje hacia abajo con las manos torpes. -¡Con manos, con pies! ¡Antes no las había necesitado! ¿Porqué ahora era un requisito?-

Me acompañaban. Uno de ellos estaba conmigo, pero yo lo olvidaría; pronto empezaría a pensar que estaba solo, sin nadie.

Unos brazos amorosos me recibieron ofreciendo lo mejor de si, a pesar de sus dudas, a pesar de su todo. Y tuve padres, tuve hermanos, tuve familia. No estaba solo, ahora tenía un nombre y tenía forma y aprendía a olvidar y a sentirme cómodo.

Con el tiempo las extrañas visiones fueron olvidadas y las instrucciones se fueron con ellas; me acomodé de la mejor manera en las costubres y realidades que tenía frente a mi y dejé atrás, más lejos cada vez, mi verdadera característica, mi verdadero ser, el conocimiento de mis capacidades y mi comunicación.

Unos días me sentía solo a pesar de la compañía, me sentía extraño en medio de los míos. Muchas veces no sentía mi nombre como el verdadero y hoy, solo me acostubré a el, pero sigo creyendo que no me llamo así.

Algunos otros días, me sentía perdido, desorientado y con confusas imágenes de lugares distintos se mezclaba mi angustia y deseperación de saber que pasaba, quien era y que debía hacer.

Hoy no lo sé aún, pero tengo claro que esta forma, este tiempo y este nombre, son solo estados temporales que debo dejar para regresar a ser yo y ese día entenderé claramente cual fué la razón de haber venido acá.

Mi idea genial sería encontrar la razón ya, en este tiempo y este lugar; establecer comunicación directa con quien me acompañó desde el principio, pero aún existe mucha bulla que no me deja escucharle y distorsiona el mensaje. No he de estar preparado, supongo!

En todo caso, he decidido avanzar como humano aunque mi luz busque ese contacto. El tiempo llegará para hablar con El, si no es acá, será allá. Por ahora debo usar mis pies y caminar.

Un rayo de luz

Gracias Dios, por dejar un vínculo entre vos y yo.