sábado, 16 de agosto de 2008

Reflexiones filosóficas de mi amiga

Deseosos de obrar bien van progresando los espíritus que bajan al destierro a cumplir la misión de pagar cuanto deben de otras encarnaciones pasadas; no obstante, no lo consiguen siempre, por verse envueltos en el torbellino de las pasiones de la Tierra, y en algunas ocasiones en lugar de cancelar todavía adquieren más causa.

Para éstos, triste es al despertar del letargo que sigue a la muerte. Triste situación ésta, en que se dan cuenta de todo cuanto poseían en la Tierra, sin haber sabido hacer méritos para llevarse alguna ganancia.

Hay en estos un estado errante después de dejar el cuerpo físico hasta que con el tiempo se reconocen y, humildes, van a que los juzguen con deseo de cumplir en otra nueva encarnación; en la que no tendrán recuerdo de su pasado por olvidarlo al tomar materia de nuevo, o sea al reencarnar, siendo los menos los que algo recuerdan porque algo presienten.

¡Cuán diferente es el porvenir del espíritu que sabe seguir su propio sendero sin apartarse de él!

Para éstos ya no hay oscuridad cuando dejan su materia, sino la caridad que supieron ganar con actos de Amor, y con ella su ascenso.

Dejando y tomando encarnaciones se va puliendo el espíritu, conservando su individualidad, hasta alcanzar la máxima pureza. Estos hermanos que habitan en altas esferas, tienen todos el deseo de superación y de ayuda mutua, Fuente de energía y Sabiduría son para hacer funcionar la escala de vuestro progreso.

Los que consiguen salir del destierro ya comprenden y con más facilidad van escalando mundo tras mundo, dejando una estela de inmaculada pureza hasta llegar a Dios. No todos los que LO ven y comprenden son dignos de quedarse a SU Lado, pero tienen un recorrido un tanto largo los desterrados para llegar a tal Pureza, dentro del Amor, la Paz y la Caridad.

Lo impuro ya no morará por mucho tiempo en la Tierra, debido a la transformación que se operará en ella. Y las almas que en la Tierra adelanten en el cumplimiento, dejarán las costumbres milenarias y erróneas con asombro de los tradicionalistas, por llevar más adelanto y preparación para comprender las primitivas enseñanzas cristianas. Necesitarán, no obstante, una dirección inicial para que enfoquen con acierto su vida en la Tierra y puedan comprender cómo se desarrolla la vida del espíritu, sin atribuir ciertos hechos a la casualidad, a la mala suerte o la fatalidad, sino a otras causas por las cuales pasa el hombre sin que medie diferencia alguna por parte de Dios para con todos sus hijos.

EL en SU creación pone el mismo Amor para crearlo todo. Es el hombre el que crea separación de unos para con otros por la incomprensión y el orgullo. Son muchos los hechos que, por creerlos de poca importancia, se repiten, a sabiendas de que estáis haciendo lo que no os gustaría que os hicieran, acumulando poco a poco faltas pequeñas que acaban por hacerse grandes y graves.

Y nadie crea que por practicar ciertos formulismos las eliminarán, como algunos creen, por desconocer los Atributos que posee el Padre y manifiesta con lo más preciado de SU creación, el ser humano.

Todo acto realizado pasa por la Justicia de Dios, y de esta sale la causa que, según su naturaleza, tendrá luego su efecto más o menos doloroso. Cada suspiro que se arranca a un hermano es una sentencia presente en el día del juicio, sufrimientos retrospectivos para vuestra abatida alma cuando se da cuenta de que sus sentimientos fueron apocados, y ve que los de la esencia de materia vencieron en la lucha llevándose la mayor parte.

Hasta aquí ha ido el alma en descenso, cautiva de este mundo de expiación. Buscando amplios horizontes en el saber Espiritual, se hallan medios eficaces para poder acercarse al Padre, acogiéndoos a SUS Atributos, que os han de dar el saber necesario para comprender la verdad y no caer en los baches que de paso encontréis.

Mientras el hombre se sienta la ofensa o la infiera a sus semejantes no está preparado para pasar a esferas de Luz, y habrá de morar en un mundo bajo donde puede hacer uso con jactancia del orgullo, egoísmo y vanidad, elementos que impiden el progreso de los seres. Pero, ¿qué puede hacer el hombre que dé fe de su cumplimiento? Acercarse a su hermano con deseos de ayudarlo y también dispensarlo cuando esté obcecado y le infiera ofensas, puesto que por estar en demasía materializado no comprende que es su hermano. Tratadlo, pues, como tal si queréis estar preparados para comparecer dignamente ante quien toma buena cuenta de los hechos realizados en el transcurso de vuestra presente existencia.

Cuando la conciencia repele, hay algo que os advierte que aquél que juzgáis un contrincante es hijo de Dios como vosotros mismos y, por lo tanto, hermano vuestro. Por eso, cuando veáis una falta o un mal proceder en vuestros hermanos, procurad ver en él a vuestro doble; tal vez, estaréis viendo vuestros propios defectos, que retienen al espíritu en la Tierra. Por esto juega un papel tan importante lo material en el desenvolvimiento espiritual. Los que consiguieron más grados de elevación estando encarnados, fueron los grandes reformistas que trabajaron a favor de la humanidad. Han sido vidas ejemplares que se les conoció por su trabajo y forma de hacerlo.

Todo cuanto no sea ganado por uno mismo no le sirve para su ascenso. Y, si no, decid: ¿vale en la Tierra el saber de uno para que se examine otro? No, pues en la vida de los espíritus libres de cuerpo sucede lo mismo y con más exactitud, por ser estas Leyes dirigidas por Dios. Sólo el hombre es falible en cuanto a la Justicia

1 comentario:

Lidia M. Domes dijo...

Me parece que "no juzgar" a nadie, es el método más simple para empezar realmente a conocernos...

y saber que lo que me duele o me molesta, en alguna medida es mi reflejo.

Te dejo un abrazo,

Lidia