No importa lo lindo o lo feo, lo rico o lo pobre, lo culto o lo inculto, lo alto o lo bajo, el color de la piel, las preferencias sexuales, el grupo religioso, el país de procedencencia, la familia o el apellido, la Universidad en que estudiés o la Compañía en trabajés, los viajes que hayás hecho y los que no, los amigos que tengás o los enemigos, si tenés hijos o no, si sos malo o sos bueno.
No importa, al final todo acaba. Acaba el cuerpo, pero antes cambia, se desgasta, de arruina y no hay nada, ni nadie que pueda impedirlo, por eso, preocupate más por tu espiritu, por tu alma.
Te limpiás, te peinás, te pintás, te vestís... Destino final: Seis pies bajo tierra!
No hay comentarios:
Publicar un comentario