martes, 22 de septiembre de 2009

La Culpa y el Perdón

En el mundo de la magia en que vivimos, el mundo ilusorio de la dualidad-trialidad, todo lo que vemos, la gente, los lugares, las cosas, el tiempo y los eventos en nuestra vida, forman nuestra realidad. Nuestra vida entera es lo que nosotros quisimos que fuera. No podemos culpar a nadie más por haber participado en ella, fue nuestra propia creación, aunque es muy fácil culpar a los demás por lo que nos sucede y sentirnos víctima de las circunstancias.

Pero no somos víctimas pero sentimos culpa. ¿Por qué? Porque creemos que le hicimos algo a alguien o que alguien nos hizo algo a nosotros o por las circunstancias, nos sentimos forzados a actuar como lo hicimos o ellos fueron los que sucumbieron al “destino” y nosotros nos sentimos mal por eso. Todas las acciones las determinamos nosotros mismos. Y esto es tan asombroso, tan potente porque es la verdad.

Sin embargo, no nos atrevemos a decir: Yo soy el culpable de todo este lío, que nadie más hizo. Y no lo hacemos porque es más fácil decir que otros son los culpables.

La culpa es una de las razones de este comportamiento y para los que creen en la reencarnación, es la causa de que regresemos, para corregir lo que estuvo mal hecho.

Es muy fácil decir “tú eres el causante” que decir: Yo soy creador de esta vida y tomo la total responsabilidad por todo lo que he hecho.

Ah, se me olvidaba, como habitante de este mundo ilusorio de la dualidad y que todavía no he aprendido a centrarme en el eje del equilibrio y armonía, sigo usando los opuestos y siento culpa. Por eso Jesús nos ha dado el perdón, para borrar de nuestra mente, de nuestras emociones y sentimientos, todo eso que pueda causarnos culpa, misma que se crea por la falta de aceptación de quienes somos.

Así que usamos el perdón: Yo me perdono a mi mismo por todo lo que yo haya hecho que pueda haber causado dolor, sufrimiento, angustia a los demás o a mí mismo. Yo perdono a todos (humanidad, mundo) por el daño, dolor, angustia o sufrimiento que pensé me habían causado y pido al mundo-humanidad, me perdone. El perdón borra nuestra culpa y olvidamos el pasado.

Al llegar al punto en que yo sé quien soy y que yo soy responsable y co-creador de mi realidad, ya no necesito perdonar o pedir perdón. Simplemente sé que Yo Soy el creador y responsable y tengo el poder de co-crear la corrección, por lo que mi realidad cambiará y todo lo demás quedará borrado.

¿No es maravillosa la grandeza de Dios en cada uno de nosotros? Yo Soy Luz, Yo Soy Paz, Yo Soy Armonía, Yo Soy Abundancia, Yo Soy Dios.

Creado por: Rita Calderón para el foro Mutantes.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Y si ese día llegara?

Imaginá un día en que amanecés sonriente. Imaginá que ese día has decidido radicalmente cambiar tu actitud, decidís enfrentar la vida de manera positiva y asumís que nada ni nadie te podría robar la paz.

Estarás tomando un baño de agua para tu cuerpo pero al mismo tiempo te permitirás tomar un baño de luz para tu alma y serás una persona con valores. Estás a punto de emprender la partida de tu casa, justo para asegurarte que serás capaz de usar tu cuerpo como un instrumento de paz y servicio al prójimo.

Tomas tu auto y evitarás molestarte por lo que pase a tu alrededor, pues serás conciente de que has salido temprano de tu casa, con el tiempo necesario para ser un expectador alegre de tu entorno.

Estarás seguro de que harás tu trabajo con empeño, sin desperdiciar el tiempo ni los recursos y lo harás con la única intensión de ayudar a los demás.

Si sos un médico, servirás a los demás con tu conocimiento para aliviar sus dolores, pero además serás capaz de tratar a tus pacientes con respeto.

Si sos un maestro, ayudarás a tus alumnos con tus conocimientos, pero además intentarás ser el modelo que ellos necesitan para ser personas de bien.

Si sos un policía, ayudarás a otros a cumplir con la ley, pero les enseñarás a repetar al prójimo utilizando las leyes.

Si sos el presidente de la República, utilizarás el poder que te dió la gente para servir al pueblo que te eligió.

Harás todo lo que esté a tu alcance para ser feliz y ayudar a otros a alcanzar esa felicidad, harás un esfuerzo más conciente para que ese día sea el mejor día de tu vida.

Imagina ahora que durante el camino a tu destino, empezás a darte cuenta que todos tienen una sonrisa en sus rostros y que nadie espera tomar ventaja de los demás, sino que espera servir a los demás.

Imagina entonces que ese día, que es el mejor día de tu vida, se ha convertido también, en el mejor día de la vida del resto de la gente y así, todos esperan servir al otro. Todos han decidido pensar en los demás, por encima de sí mismos.

Es probable que ese día, sea el día que hayamos alcanzado la era de luz y vida.